Certa
amittimus, dum incerta petimus
Ser humano:
idea, posibilidad, elección
Por tan triste que sea, hay que confesar
que la mayoría de nosotros sigue luchando a ciegas contra los problemas,
dificultades, y faltas de sentido creadas y perpetuadas por el sistema de poder
actual. Para sobrevivir, intentamos adaptarnos con toda la fuerza, sin pensar
en lo que está pasando alrededor de nosotros ni en las causas del problema, en
sus raíces. Así nos habituamos a vivir en condiciones que no son dignos del ser
humano.
Personas aparentemente normales se vuelven
en imbéciles limitados, en criaturas que, dentro del sistema de educación
ideologizado a favor del poder y la propaganda sofisticada que nos rodea, dejan
de ser capaces de pensamiento y análisis individual, de distinguir el bien del
mal, así acabando en servidumbre a un régimen de tecnócratas cínicos y
amorales; sin ser conscientes de ello, se convierten en una entidad manipulable
dentro de su esquema de ingeniería social.
En estas condiciones, los representantes
de la élite del poder empiezan a considerarse como superhombres omnipotentes,
que pueden elegir a sus secuaces según la estupidez y utilidad de éstos
últimos, degradando así todo el orden de gobierno estatal. Siembran en la
sociedad las semillas de analfabetismo, xenofobia, y desconfianza, incitan el
desprecio de aquellos que piensan de forma diferente, sofocan la creatividad de
la gente, y limitan radicalmente el potencial para su crecimiento y
autoexpresión. Una tal democracia se vuelve en el opuesto de sí misma, en un
instrumento de autodestrucción, conservando al mismo tiempo su estatus oficial,
dado que las instituciones antidemocráticas instaladas por el poder han
conseguido obliterar la voluntad y el individualismo de la mayoría. Tras
organizar elecciones aparentemente libres, o tras negar o limitar agresivamente
cualquier otra opción, la masa mayoritaria se manipula fácilmente por aquellos
que controlan el poder. El sistema resultante utiliza la propaganda y controla
la organización y el contenido educativos, degradando una gran parte de la
sociedad y convirtiéndola en tontos ingenuos y manipulables. Hasta aquí la
experiencia demuestra que estos métodos son suficientemente efectivos para ser
voluntariamente abandonados por los que posean el poder. La democracia formal a
favor de políticos dominantes se vuelve así en un cuento mítico para el
pueblo.
Una política de poder capaz de hacer de
seres humanos una masa amorfa es una política inhumana, perjudicial, y
antisocial. Destruye personalidades, niega a la gente el derecho de realizar su
individualidad, talentos, y habilidades de una manera beneficia tanto para la misma
persona como para la sociedad entera. Los que en otras condiciones podrían
vivir en armonía con los demás sirven a ciegas a los usurpadores del poder. La
democracia se convierte en un medio de imponer la opinión de la mayoría
manipulable a la minoría independiente. Todo esto impide el progreso social y
trae consecuencias muy serias.
Queda evidente que finalmente hay que
reconocer la necesidad aguda de crear un ambiente social que de a cada uno la
oportunidad de vivir una vida de pleno valor, de realizar su esencia humana.
Nosotros tenemos que romper las cadenas pseudo-democráticas y huir los horrores
que nos amenazan a todos. En contrario, si continua la presente situación,
veremos ya próximamente la destrucción total de los fundamentos humanísticos del
país: el crecimiento de problemas y tensiones políticos, ideológicos, religiosos,
y étnicos que se resuelvan violentamente y con consecuencias trágicas.
Paradójicamente, para aquellos que se han
instalado en posiciones de poder esta situación representaría también un
suicidio, pero ellos, aún ávidos de poder, seguirán jugando con la polarización
social, impidiendo la organización de ciudadanos, haciendo todo lo posible para
atizar los instintos más vulgares de la gente. Así abrirán la caja de los
truenos y ya no podrán cerrarla de nuevo, haciéndose prisioneros de sus propias
acciones. Su política arrogante, ignorante, y codiciosa resultará en su muerte,
pero también, por desgracia, en una tragedia para populaciones enteras.
Todos cometimos errores. ¡Lo importante es
reconocer los errores que cometemos! ¿Porqué repetimos los errores de
generaciones antecedentes, porqué las reproducimos en tamaños aun más grandes y
calidad aun más baja, sin aprender las duras lecciones de experiencia
histórica? ¿Qué habría que hacer para, en el último momento, todavía evitar el
desarrollo de acontecimientos trágicos, prevenir una visión pesimista del
futuro?
Debemos acordarnos de una antigua verdad:
que somos nosotros mismos creadores o destructores de nuestra felicidad, y
maestros de nuestra vida. Cada uno llega a este mundo con una herencia genética
específica, con sus propios rasgos, talentos, atributos tan buenos como malos.
Si de joven nos adaptamos a un ambiente adecuado, éstos se desarrollan y se
cumplen; si no, se frenan y se limitan. El papel principal en la creación de la
personalidad pertenece a la célula base de la sociedad, la familia. Este
ambiente social proporcione al joven individuo oportunidades para conocerse y
para determinarse, o al contrario, degrada su individualidad hasta el nivel de
reflejos y instintos primitivos. Todo depende de valores y objetivos
dominantes, del sistema individual de intereses y motivaciones (a menudo impuesto
y cultivado por el estado), de modelos ideales que nos proponemos, de nuestro
propio entendimiento de humanidad.
Para conseguir el apoyo de la sociedad en
el descubrimiento, conocimiento, y desarrollo de su personalidad, hay que
buscar métodos socialmente efectivos, instrumentos de educación y crianza que
correspondan al nivel de desarrollo científico actual. Uno de estos podría ser
el Pasaporte de Identidad Social (PSI),
que he abordado previamente en los artículos “Oportunidades para el
perfeccionamiento democrático” („Opportunity to improve on democracy”) y “Acerca de los objetivos
funcionales del Pasaporte de Identidad Social” („On the Goal Function of the Social Identity Passport ”), „Kā nodrošināt Cilvēka
cienīgu dzīvi”:
http://ceihners.blogspot.com/ = www.blogger.com
Desde el punto de vista mayoritario, y
sobre todo de los reaccionarios cínicos y codiciosos en el poder, sin visión de
futuro, ésta es una proposición extraordinaria, inaceptable porque amenaza las
posiciones del poder y destruye las bases de la establecida democracia
manipulable. Piensan que una tal proposición debe ser ignorada, callada, o bien
caracterizada como peligrosa, primitiva, romántica, idealista, que amenace la
vida privada de los miembros de la sociedad. No se considera digna de
discusión, de evaluación crítica. Naturalmente, esta actitud puede frenar
durante un tiempo la iniciación del desarrollo del PSI, crear barreras para su
realización. Pero la crisis social seguirá intensificándose, los problemas
sociales seguirán creciendo, y al final la inacción traerá consecuencias aun
más serias, nuevas tragedias y vidas destrozadas.
Por tanto, no podemos criticar a ninguno
que no haya entendido el objetivo, la idea del PSI, que no se haya dado cuenta
de su potencial, puesto que desde el nacimiento nos encontramos bajo un
tratamiento ideológico que paraliza y profana nuestra percepción, estandariza
nuestra visión del mundo, nos hace aceptar lo poco que logremos y de que
disponemos en la vida.
Sólo a través de vernos en el espejo de la
sociedad, como criaturas sociales, seremos capaces de movilizar nuestro
potencial intelectual, de crear condiciones que permitan rechazar los
estereotipos forzados por el poder, los modos estandarizados de ver, mentiras y
prejuicios, para filtrar y limpiar nuestra percepción del mundo, eliminando el
populismo y la niebla ideológica, la maleza demagógica. Así llegaremos a
reconocer un axioma comprobado por la historia de civilización: el criterio
fundamental de cualquier servidor público es la relación entre sus palabras y
sus acciones, y el resultado final de su conducta se mide en cantidad y calidad
de trabajo hecho y no en el ruido que hacen sus lemas pseudodemocráticos, ni en
la manipulación de datos estadísticos, ni en la cantidad de excusas.
Tanto que no exista en la sociedad una
comprensión del contenido y expresión verdaderos de valores humanos, seguiremos
escuchando lemas populistas sin contenido real, y los políticos seguirán
disimulando sus mitos y su demagogia arreglada.
¡Estoy convencido que la realización de la
esencia personal de cada miembro de una sociedad es la medida de su propia
grandeza y de la grandeza de su sociedad y de su país!
Cada sociedad está formada por hombres y
mujeres – individuos con rasgos personales
- tanto positivos como negativos - que les caracterizan. Si somos
ciudadanos comunes, nuestra influencia en las estructuras estatales del poder
se exprime a distancia, por la mayoría a través de instituciones democráticas
del país. No obstante, una vez que entramos en las estructuras del poder y nos
volvemos personas con derechos del poder legislativo, ejecutivo, o judicial,
entonces la presencia de cada individuo y su influencia en procesos sociales
aumenta considerablemente. Con ellos van creciendo sus ambiciones, el
sentimiento de superioridad, arrogancia y egomanía provenientes de la
conciencia de su poder. Las decisiones tomadas por estos servidores públicos
tienen consecuencia para todas las personas incluidas en, o conectados con, la jerarquía
institucional en cuestión. Por lo tanto, en cualquier país democrático sería
necesario exigir que cualquier persona que desee conseguir el estatus de
servidor público demuestre al electorado sus potencias y características
individuales, puesto que éstas decidirían la calidad de decisiones que tomen
mientras trabajen en interés de los que pretendan representar.
Tanto los logros de ciencia moderna como
la realidad de la vida hoy en día exigen que venzamos el miedo del desafío que
es mantener seguros y confidenciales datos personales en condiciones de
informatización de la civilización contemporánea. La barrera creada por este
miedo hasta aquí ha complicado considerablemente el procesamiento de la verdad:
sólo limitando nuestra vanidad, revisando nuestros prejuicios, evaluando
objetivamente las falacias con respeto a la posibilidad de mantener y asegurar
una privacidad total en la sociedad moderna, podremos liberarnos de la visión
del mundo impuesta por las estructuras de poder, de sus conceptos y normas de
comportamiento. Podremos nunca más permitir que el poder manipula la mayoría de
la población, podremos poner fin a procesos antihumanos, fomentar una verdadera
democracia. Sólo dándonos cuenta de todo esto podemos crear las condiciones
necesarias para no repetir los errores de las generaciones anteriores, para que
cada uno pueda guardar lo que ha conseguido con mucho esfuerzo y duro trabajo,
continuar a armonizar su personalidad, utilizar sus talentos al máximo, para su
propio bien y para el bien de toda la sociedad.
Si no queremos entender esto, si lo ignoramos,
todos seremos víctimas: nosotros mismos, como observadores y pensadores pasivos
y reaccionarios, y los agrupamientos y líderes políticos existentes, que por su
manera de pensar limitada y su visión del mundo deformado todavía están
interesados en preservar un sistema represivo formado para la manipulación del
pensamiento humano, la creación de una generación zombi, que conduce a la gente
a un naufragio moral.
En consecuencia, la realización graduada y
cuidadosa de la iniciativa PSI se ha convertido en una necesidad. Lo más
importante es que los que piensan como altruistas y con claridad lo acepten
como estímulo para actuar, que pronto empiecen trabajos concentrados, ¡que no
sea demasiado tarde para la sociedad y la nación!
Hoy en día la recogida, sistematización,
y utilización de datos personales es una realidad que muchos de nosotros todavía
no hemos entendido o que seguimos ignorando por miedo. Un ejemplo de esta
realidad es un servicio online desarrollado por psicólogos de la Universidad de
Cambridge, que permite crear un retrato psicológico de alguien basándose sólo
en su perfil Facebook (véase http://applymagicsauce.com/you.html). Hace
poco recibimos también la noticia que, a través de una ataque de hackers, se
obtuvo una gran cantidad de datos sobre funcionarios de los Estados Unidos, que
incluye datos personales de unos 20 millones de personas empleadas por el
gobierno estadounidense (véase https://www.opm.gov/cybersecurity).
Para guardar y asegurar el crecimiento de
cada ciudadano y del país entero, es necesario saber que la presente situación
ya no se empeorará. Es algo que podría garantizar el PSI. Por fin hay que
reconocer que el PSI no es una amenaza, sino una herramienta de descubrimiento
y utilización del potencial social y creativo de la humanidad. Esta herramienta
nos da la ocasión de escribir una nueva página del desarrollo de una verdadera
democracia.
Si, en contrario, permitimos el desarrollo
continuo de procesos malsanos, el riesgo de catástrofes sociales seguirá
creciendo. Las estructuras de poder y sus líderes crean un ambiente de actividad
incontrolable por la sociedad (una realidad política paralela al estilo de A través del espejo), estimulando así el
desarrollo irreversible de procesos sociales. El vector del desarrollo de estas
condiciones motiva a la mayoría de la sociedad actuar por instintos primitivos,
negando su humanidad.
Cuando ignoramos las opiniones y las
soluciones propuestos por los demás, nos quejamos sin actuar de las tonterías
que pasan en nuestro alrededor, pero al final nos quedamos contentos con ellas,
acabamos en punto muerto: las negaciones se vuelven aun más grotescas, la
situación aun más catastrófica, y mientras tanto se hace más sofisticada la
demagogia, más refinados los métodos de influencia psicológica.
Para una sociedad más humana, el autor ha
propuesto la idea del PSI, que podría servir de medida para los títulos
profesionales, el nivel moral y espiritual de los representantes de la
población. El PSI es una herramienta de perfección democrática, que asegura
como resultado una organización de gobierno estatal con claros principios y con
un lazo fuerte con el electorado.
De esta manera el autor intenta activar la
mente de los que piensan lógicamente, proponer una solución potencial para
problemas actuales, encontrar otra alternativa a la política degradada de hoy. ¿Quién,
además de nosotros, podrá entender la necesidad y osar cambiar las anticuadas
instituciones de poder?
¡Hoy nace el futuro! Nosotros somos
responsables de cómo será. ¿Cómo lo formaremos, cómo lo dejaremos a
generaciones posteriores? Al final cada uno debe evaluar sus propias ideas,
decidir cómo actuar.
La intención del autor no es aumentar el
miedo de nuestro futuro común, dramatizar aun más la situación, sino intentar
abrir los ojos de sus contemporáneos a la amarga realidad, avisar de los
riesgos que nos amenazan, proponiendo el PSI como una estrategia para minimizar
el riesgo.
Poca gente ha pensado en que la
inteligencia artificial, que hoy está aún en pañales, algún día habrá crecido y
madurado, y tras una análisis del comportamiento de la sociedad humana (si la
nueva generación todavía no habrá movilizado su potencial humano y cambiado
significativamente, fortaleciendo así su identidad humana) llegará a la
siguiente, lógica conclusión: que la mayoría de la gente, con sus acciones
destructivas, va destruyendo los fundamentos de la sociedad, transmitiendo una
infección fatalmente peligrosa para la existencia de la sociedad. Por eso
deberían ser aislados, obligatoriamente tratados clínicamente, tal vez
remodelados. Entonces el potencial de la inteligencia artificial triunfará
sobre el potencial intelectual del ser humano de hoy, su lógica infalible
vencerá la locura de la gente nacida en oscuridad.
¿Para qué preocuparse, especular con
ideales, para qué corregir los errores de los demás, gastar recursos colosales,
hacer un esfuerzo enorme para evitar las consecuencias de las acciones (o las
inacciones) contraproducentes de la sociedad, si hubiéramos podido no
permitirlo y vivir en un estado con organización más armoniosa?
Hasta aquí no he encontrado ni una sola
solución convincente y lógica al negacionismo de la sociedad moderna, a los
problemas del estado, que los resolviera en la raíz, en su origen. Por eso he
propuesto la idea del PSI, para la realización de la cual hoy tenemos todas las
condiciones objetivamente necesarios, el acceso a recursos científicos, el
potencial intelectual y creativo. Sólo hay que vencer las barreras masivas de
miedo, de egoísmo, y de odio; la indiferencia de los en el poder hacia la
realización de la iniciativa PSI; y la tendencia que muchos tienen a aceptar la
realidad existente, a seguir viviendo en un ambiente socialmente degradado sin
intentar cambiarlo.
Si luchamos contra dificultades creados
por nosotros mismos y por los demás con métodos tradicionales – con mucha
paciencia, pero sin sentido – sin intentar crear alternativas, buscar y
identificar las raíces de problemas y eliminarlas, las causas de los problemas
actuales no desaparecerán. Una parte de ellos está escondida dentro de
nosotros: en nuestro egoísmo, falta de visión, incapacidad de admitir las
limitaciones de nuestra idea del mundo. No tenemos por necesario guardar
nuestra objetividad, es decir, analizar críticamente y adecuadamente la
información diseminada por los medios de comunicación (la propaganda) desde distintos
puntos de vista, evaluar nuestros prejuicios, erigiendo muros y cavando
trincheras en vez de construir puentes de entendimiento. Así nace la convicción
total de que tenemos razón nosotros, la cual a menudo escondemos por dentro,
sin arriesgarse a participar en una discusión argumentada, cerrando los ojos frente
a cualquier hecho que contradiga la totalidad de nuestras convicciones.
Todo lo que pasa en nuestro alrededor
demuestra que la mayoría de la sociedad consiste en tontos suicidas que caminan
a ciegas en la dirección indicada por el poder, hacia un apocalipsis inspirado
por éste último, sin darse cuenta de ello, pero llevando consigo a todos los
demás.
En la sociedad moderna, la aptitud de
percibir la realidad depende del estatus social de cada uno. Podemos distinguir
los siguientes elementos básicos:
1. Aquellos
que pasan la mayoría de la vida luchando por la sobrevivencia de si mismo y de
su familia, intentando a todas fuerzas de adaptarse a la realidad y
permitiéndose protestar contra el funcionamiento de las instituciones estatales
y la propaganda oficial sólo en momentos de desesperación, se posicionarán
activamente contra el poder. La proporción de este grupo varía de los 20 hasta
los 80 por ciento según el país.
2. La
parte degradada de la sociedad, que como consecuencia de condiciones distintas,
ha elegido una forma de vida criminal, engaño, extorsión, prostitución,
contrabando, juegos ilegales, que se ha vuelto dependiente de drogas o alcohol,
o se ha encontrado bajo la influencia de la mafia u otro grupo radical o
extremista. Esta parte de la población tiene tendencia a protesto violento (incluso
terrorista) contra el poder en situaciones en que las estructuras estatales
demuestran una incapacidad total de cambiar sus condiciones de vida, sus
motivaciones. Forman de los 5 hasta el 25 por ciento de la población total.
3. La
parte de sociedad con seguridad material (inclusa la mayor parte de
funcionarios y servidores públicos del país), que se pueden permitir educación
y servicios médicos de alta calidad, divertimientos y viajes, y que tienen el
tiempo necesario para desarrollar su personalidad. Por eso no les importan
procesos sociales, es decir, todo lo que pasa al exterior de su horizonte
privado, y se resignan a lo malo que allí pasa, a menudo convirtiéndose en conformistas,
ciudadanos de a pie. Su cantidad varía de los 20 hasta los 60 por ciento en
países desarrollados.
4.
La
élite de la sociedad: oligarcas, aristócratas, banqueros, directores, políticos
y religiosos de alto nivel, millonarios y multimillonarios, y también parte de la
inteligencia y deportistas de clase mundial. Todos ellos forman menos de una
décima de un por ciento en cualquier país del mundo, pero, para no perder las
privilegias provenientes de su alto estatus social, casi todos son interesados
en preservar el sistema de poder existente.
Se nota que el mayor potencial de protesto
reside en el primer grupo social, pero no es tan fácil movilizar a este grupo a
la acción constructiva: en momentos de desesperación son susceptibles de seguir
incitaciones radicales y extremistas. La capacidad de cambiar la sociedad de
forma evolucionaria reside por la mayoría en el tercer grupo. Muchos de ellos
tienen un nivel de desarrollo intelectual adecuado y la madurez espiritual
necesaria para reformar estructuras estatales en los intereses del país, para
reorganizar cautivamente el sistema del poder, para darse cuenta de la
necesidad de perfeccionar la democracia (y ser listos para discutir, percibir,
entender, y evaluar la utilización del PSI con estos objetivos). Esto quiere
decir que aquí sólo se debe encontrar el apoyo informativo necesario para el PSI,
proponer motivaciones adecuadas para la actividad constructiva, incluso
desarrollar un programa de acción, recomendar acontecimientos y métodos para
lograr el objetivo final, es decir, la elaboración de un sistema de gobierno
verdaderamente democrático.
Muchos se sientan desilusionados por no
haber encontrado soluciones alternativas, por no haber sido capaces de
encontrar un modo de vivir digno en la Patria. Ellos quitan el país, prueban su
suerte en el extranjero, porque las instituciones del poder de hoy a menudo
tratan a sus ciudadanos con inercia y con poca capacidad, actuando a veces como
fuerzas extrañas y no como ayudantes, consejeros, apoyos a los intentos del
individuo de poner en orden su vida.
Un pueblo con un banco genético ya decimado
por guerras, represiones, expulsiones y emigración, en esta nueva situación
histórica otra vez se ve involucrado en un juego geopolítico cínico y muy
peligroso para todos, frecuentemente dirigido por fuerzas externas y jugado por
cabecillas amorales. Ahora, mientras miramos lo que está sucediendo en nuestro
alrededor, discutimos sin hacer nada útil, la sociedad va perdiendo el poco
tiempo histórico que nos queda disponible para eligir el nuevo camino de
reformas y cambios, para no permitir lo irreversible.
Los que ocupan el poder quieren guardar el
sistema de poder que les ha dado y sigue dando oportunidades para mentir a la
población, manipular como marionetas a los que se han vuelto ciegos y han
perdido la razón, influir en los que piensan de modo diferente, chantajear a
los inconformes. Lo que más quieren evitar son unas elecciones verdaderamente
libres y abiertas y el control de su actividad por la parte de electorado que
podría ser introducida con el ayudo del PSI.
¿Cómo podemos quejarnos por la vida
difícil, por la indiferencia de los demás, por la suciedad del poder, si seguimos,
con esfuerzos colosales, luchando a ciegas contra el poder, hacemos mejoras
superficiales, ignorando al mismo tiempo las causas de los problemas y
dificultades existentes? Aun sin intentar percibir, entender, analizar la
iniciativa PSI, la rechazamos, tenemos miedo de ella. Sin comprender que el
miedo consume el micromundo que nos hemos construido con tanto esfuerzo y cuidado,
destruye poco a poco el ambiente habitual conseguido con tanto trabajo, amenaza
de verdad el futuro de cada miembro de la sociedad.
Un poder controlado apenas por la sociedad
paraliza la democracia, inspira en los que lo ocupan sentimientos de
superioridad, de fuerza, de impunidad. Entonces va desapareciendo la conexión
con la población, se reduce la capacidad autocrítica, florece el culto de
autoridad. Una persona que ha conseguido las privilegias del poder a través de
reforzar la jerarquía vertical se imagina como el centro del mundo. Empieza a
proyectar sus ideas, los rasgos de su personalidad y carácter – tanto positivos
como negativos – en el mundo exterior, juzgando
todo según su propia imagen, por tan imperfecta que sea.
Escondiéndose detrás de lemas y palabras
nobles, discursos populistas que supuestamente protegen los derechos de la
gente, los que están en poder hacen malas y sucias obras, estropean
personalidades, juegan al teatro de ilusiones con la sociedad, diseminando sin
parar desinformación de todos tipos y tonos. Así convierten a la mayoría de la
sociedad en una masa amorfa sin carácter, a la que se puede presentar la
realidad pintada tanto en blanco como en negro. Engañan a la gente ingenua en
la percepción del bien y del mal. ¿Porqué lo permitimos? ¿Porqué sufrimos de ello?
Por consiguiente, dentro de mis límites,
intento abrir los ojos de mis contemporáneos, acabar con el costumbre de
aceptar la demagogia, mitos y leyendas propagados por muchos políticos como
verdad absoluta, proponer formas alternativas de ver, pensar y actuar, para que
cada uno pueda hacer el primer paso por el largo y difícil camino de conversión
psicológica y crecimiento espiritual.
Para que el bien venza contra el mal, hay
que someterse a un proceso de purificación, limitar su egoísmo, entender lo que
significa la solidaridad, la tolerancia y la armonía, dándose cuenta de que los
demás, igual que tú, son seres sociales, que ellos también han sufrido del mal
que les han hecho, que haciendo bien a los demás te haces feliz a ti mismo. Esto
estimula la cooperación entre la gente, cultiva la compasión y la sensibilidad,
la nobleza espiritual; y nos permite entender que la revelación de datos
personales de servidores públicos, dentro de un sistema jurídicamente
reglamentada y estrictamente controlada, es una necesidad social para el bien
general de todos.
Una sola persona no puede cambiar el mundo
entero, pero sí puede crear en su alrededor un ambiente que inspira y ayuda a
sus vecinos y contemporáneos a perfeccionar su personalidad, hacer cambios
positivos, cambiando poco a poco también el sistema. Si renunciamos a esta
posibilidad por miedo o por falta de fe, si no tomamos una decisión basada en
realidad, otros lo harán en nuestro lugar, nos impondrán su visión del mundo.
¿Porqué deberíamos adaptarnos a la
muchedumbre manipulable para perder la razón junto a otras marionetas, si
puedes ser tal como eres, si estás convencido de tu posición, de la verdad que
descubriste en las luchas y búsquedas de la vida, de la necesidad de reformar
la situación? Si, apoyándote en los resultados de una evaluación compleja y
crítica de la información proveniente de fuentes diferentes, has llegado al
nivel más cercano al entendimiento de la verdad. Ahora eres capaz de distinguir
la realidad objetiva de mentiras, de percibir la manipulación de hechos, la
desinformación.
Intento popularizar mi opinión para ayudar
a la generación presente a evitar errores fatales, cambiar el clima de
agresión, mentiras, y intolerancia en relaciones interpersonales, extendiendo
amor, respeto y solidaridad mutual, orientando a la gente hacia el camino de
progreso social, ¡aprendiendo a ser humano!
Este es el camino de perfeccionamiento
espiritual y de fortaleza humana, para que todos podamos vivir felices, es
decir, en armonía con nosotros mismos, en armonía uno con otro y con el mundo
que nos rodea, conforme a nuestra consciente y sentida identidad humana.
Si continuamos a escondernos en nuestros cascarones,
en nuestros micromundos aparentemente aislados, ignorando la conciencia y
haciendo paz con humillaciones, sin darnos cuenta de somos parcialmente
responsables de la situación, temiendo cualquier forma de actividad social, si
no intentamos entender el concepto del PSI y no seguimos creyendo que su
realización es imposible – entonces seguimos permitiendo el empeoramiento de
problemas tanto personales como sociales de hoy, la intensificación de la
crisis, convirtiéndonos en marionetas inertes en manos de políticos ávidos de
poder.
21.09.2015 Ervins
Ceihners, Dr. oec.
Nav komentāru:
Ierakstīt komentāru